PARROQUIA DE BACURÍN
Superficie: 6,03 km2 / Población 2013: 57 habitantes
Parroquia señera del Camino de Santiago, que la atraviesa por su parte meridional, cruzando la aldea que le da nombre a toda y tocando en la preciosa iglesia románica, citada como Sancto Michaele de Bacorin hacia el año 1160, aunque en su forma actual parece ser algo posterior. Por esas mismas fechas había en esta parroquia un pequeño monasterio familiar, y ya en el año 964 es citado Bacorin en un documento relacionado con el monasterio de San Xoán de Mera.
Bacurín es terreno suavemente montuoso que se va elevando contra la Pena de Fornos. Atravesado por el río Mera, es riquísimo en fuentes y regatos y está surcado por hermosos caminos, corredoiras y senderos que merecen ser recorridos sin prisas a la sombra de los robles y otros árboles que los cobijan. Agradables en todas las estaciones, la primavera y el otoño hacen de estas antiquísimas y serviciales veredas una espléndida fiesta de aromas y colores. Y sobre los ríos, tres molinos, entre ellos el pequeño y ahora solitario del Paso, junto a la pista entre Carricova y Vigo.
La iglesia románica de Bacurín es uno de los principales monumentos de las Tierras del Mera y uno de los más bellos ejemplos del románico rural gallego. Está situada en un lugar solitario, junto al Pazo de San Miguel, hoy más bien una casa grande con sus edificaciones auxiliares, todo detrás de una bella portada heráldica de sabor renacentista.
Tres son las aldeas principales de la parroquia, las tres agrupadas y bastante distantes entre sí: Bacurín, Portafontao y Vigo. Corredoiras, Carricova y Mourentaos (donde hay un espléndido casal) son ya lugares de poblamiento disperso.
Bacurín, al pie de un antiguo castro, se organiza alredor del viejo Camino de Santiago con sus casas de labranza y sus airosos hórreos de piedra y madera.
Portafontao, con sólo cinco casas, es también un valioso conjunto arquitectónico, en el que destaca la llamada Casa do Prado, compuesta en realidad de dos casas con un elegante hórreo.
Vigo, la aldea más grande de la parroquia y situada en la zona más montuosa, es un conjunto protegido por el Plan General de Ordenación Municipal de Lugo, de visita casi obligada para las personas amantes de la arquitectura tradicional agraria.